Viajar al extranjero aprendiendo idiomas es una experiencia única ya que nos permite disfrutar de un entorno distinto, conocer otros sitios y personas y comenzar a hablar una lengua a la perfección.
Abre tu mente: cuando nos encontramos en un país que no es el nuestro, en muchas ocasiones es costoso incorporarse a su rutina y uno de los inconvenientes que esto puede acarrear es que pasemos tiempo en solitario encontrando de forma aislada nuestra zona de confort. Mucho mejor es si podemos abrir nuestra mente a conocer nuevas culturas y empezar a dialogar en su idioma para comprender al máximo a las personas y sus lenguas.
Sin vergüenzas: en ocasiones, al estar en otro país, nos cuesta dirigirnos a las personas porque tenemos miedo o vergüenza de pronunciar mal y quedar en ridículo. Hay que evitar esto, ya que practicar continuamente es la mejor manera que existe de dominar un idioma.
Lleva la documentación en regla: es importante estar seguros en cualquier sitio que nos encontremos. Tener toda la documentación en regla es una opción que nos garantiza evitar inconvenientes que nos podrían generar más de un dolor de cabeza.
Habla todo lo que puedas: cuanto más tiempo hables con los nativos... ¡mejor dominarás el idioma! Con respeto y amabilidad, habla lo más que puedas para convertirte en un hablante más.
Lleva la moneda del país: frente a diferentes imprevistos, es muy recomendable contar con la moneda propia del país en todo momento, inclusive un pequeño ahorro por si cualquier cosa sucede. Si tenemos un gasto no pensado, en ocasiones puede ser tedioso tener que conseguir cambio.
Viaja con la tarjeta sanitaria: tramitar la tarjeta sanitaria Europea o disponer de un seguro médico, es el método más seguro para tener un respaldo en el área de salud cuando estamos en el extranjero.
Aprovecha el tiempo al máximo: realiza actividades que te brinden un doble beneficio. Por ejemplo, si vais al teatro, a la vez que te diviertes practicas el idioma.
